domingo, 15 de abril de 2007

Degradado

Es la primera vez que estamos Els y yo solas. Me siento un poco extraña. La condición natural es verla pegada a su mega nave nodriza, o lo que es lo mismo los mandos de su ordenador, peleándose con perspectivas interestelares, pantones asesinos y diseños posibles. Aunque últimamente está un poco perra, de hecho creo que interfiero en su trabajo, y, aunque juro no molestarla, a veces me pierdo.

(Me acaba de llegar un mensaje de ella: “Te cambio un tambor por un juego de dinosaurios”)

Hecho.

Bien, como iba diciendo, la condición natural de ella es esa. De Elsa es esa, de ella, Elsa, de Elsa, Els...Yo me siento al lado y me explica cosas de vectores y me pone música interesante y con clase. Ella murmura “no creo que clase sea la palabra” y continúa pilotando la nave, rozando asteroides que ponen en peligro el motor principal.

– Ese es mi asteroide, b612.
– Nadie se creyó que existía hasta que aquel turco se vistió elegante.
– Puedes venir cuando quieras.
– A la vuelta nos pasamos, pero antes, tendremos que tocar una trompeta.
– De acuerdo.

En mi labor de copiloto, echo gasolina a la nave. Son los libros de Calvin&Hobbes y otro montón más de reserva de otros personajes intrépidos; nunca se sabe si el repostaje se acabará antes de llegar a nuestro destino y hay que estar precavidos. También tenemos reservas alimenticias: toneladas de bizcochos de chocolate cortesía de las manos de la capitana y algún que otro caramelo Pez, cortesía de la copiloto. Helados de chocolate pincante y Kinder también, por si las moscas.

Para cambiar las marchas, está el bombero matriuska, que no es matriuska pero se lo cree, tiene un extraño complejo de desdoblamiento de personalidad y jura y perjura que alberga muchos como él en su interior. Incluso tiene forma de matriuska, lo cual ya es raro. A
veces se ofusca y lanza cabezazos a los playmobils. Pobre Car si viese semejante ataque.

Mi labor como copiloto consiste en estar alerta por si se queda sorda por el ruido del motor. Sería muy peligroso, podríamos caer en picado. Así que cojo el Orgasmatrón como diapasón y lo utilizo continuamente. Si no, cojo un tambor espacial hecho en otra galaxia que desactiva la parte frontal del cerebro para ensoñaciones e inspiraciones varias. Si no, me queda una tercera opción, tocar el tambor con el Orgasmatrón.

La galaxia es diferente según la perspectiva con la que la mires, es como las esculturas de Giacometti. De repente todas las estrellas son esculturas de Giacometti y Els apenas tiene tiempo de sortearlas. Estamos a punto de chocar en más de una ocasión:

– Rápido! Pantone cmyk 100!!! Tenemos que variar la órbita como en tu cuento, ese con el que ganaste una muñeca de trapo superfea!!!! Aumenta el grosor, y quítate capas, por favor, que vas echa un asco con tanto miedo encima. Máscara rápida, máscara rápida!!!!

Nos ponemos las máscaras rápidas para respirar mejor. Katiuska la matriuska, que venía en su cohete hiperespacial con su perro Chejov nos remolca: hemos perdido un ala, pero hemos sobrevivido contra todo pronóstico. ¡Por poco!

– Morena.
Morena...
Morenaaaa!!!!!

– ¿Qué? ¿qué?
– Que si has entendido lo del degradado y el calado.
– Ehh, a sí, sí, sí... ehhh, sigue sigue.
– Pues eso, entonces te vienes aquí y marcas el tipo de calado que quieres y blablablabla...¿qué piensas?
– Nada. Cosas mías.

Sí, lo había pillado a mi manera. Pero realmente lo había pillado. Y simultáneamente habíamos surcado los cielos de toda la galaxia.

Bendita abstracción.

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