sábado, 21 de abril de 2007

Enojo. Desconcierto. Deseo. Intensidad.


(Foto de...capítulo 3: Granada)


“Es la historia más triste y fascinante que se puede contar de dos personas”
Mysti



(Foto de...capítulo 3: Granada)

“No pierdas de vista la esencia que la indiferencia nos quiso robar. Te busco en el color magenta que tu impertinencia borró al pasar”
Bushido



(Foto de mi proyecto Inerte)

“Y separarme de este mundo en un impulso”
Iván



Reunión de Sasa Frikiphoto (foto cortesía de Noe)



(Con el gurú del tesito y el pacharán...Cortesía de Noe)



(último capítulo: última foto. Barcelona.)

–(Tarareo) Y separarme de este mundo en un impulso... Ahg, ¡¡¡haz la foto ya!!, ¡¡¡Lorena me ha pisado la cara!!!
– A la de tres... Cho-chue-loooooo
– ¡¡¡cho-chue-looo!!!!
– Jajajaja...

Todas se levantan. Tú y yo nos quedamos en la cama, casi en la misma postura que cuando estábamos haciendo la foto. Nos acercamos un poco, miramos al techo entre risas, yo pongo un pie en la pared. A continuación, tú haces lo mismo.

– (vuelvo a tararear) Y separarme de este mundo en un impulso... A veces quisiera poder hacer eso y no tener que conformarme con poner un pie en la pared. Saltar y salir disparada. ¡Bum!

Se te resbala el pie. Lo vuelves a poner en la pared. Luego me miras y vuelves a mirar al techo.

– Te gustan Los Piratas, ¿eh?
- Sí, mucho. Ya te dije que prefería grabarte los Piratas a los Planetas. Los Piratas son mejores que los Planetas. Hablan de lo que le pasa a todo el mundo pero sin pasar por el filtro del lenguaje las ideas. Las sueltan a borbotones y punto. Me gusta la gente que suelta las ideas así, y tal vez resulte incoherente, pero pocas maneras más puras hay para comunicarse con otra persona.
- A veces es difícil expresar lo que sientes. Si estás desconcertada o algo así encontrar palabras para lo que quieres decir es difícil.
- Bueno, para eso están las miradas...

Nos miramos unos segundos. Puedo verme entre el verde.

- ...
- ...

– Es curioso. Acabo de conocerte pero me da la sensación de que he escrito de ti muchas veces en mi libreta. Creo que te conozco, aunque esta sea la primera conversación que tenemos.
- Sí, yo siento lo mismo.
- La gente está demasiado preocupada con cosas que no valen una mierda. ¿Dónde se dejan los ojos de dentro de los ojos? Los tienen apagados y, es curioso porque, a veces, la mejor forma de mirar las cosas es con los ojos cerrados. Los sentimientos mueven el mundo y nadie se entera, nacimos puros, no sé por qué nos empeñamos en ensuciarnos, te acabas convirtiendo en un ente vacío, o lleno de dolor, que es peor. Me han hecho mucho daño pero no, ¡no podrán con una super-bollo-poppy del espacio! Yo no pienso ensuciarme.

Me vuelves a mirar, con la mirada perdida. Te brillan los ojos.

– Te han echo mucho daño, ¿verdad?
– Sí, mucho. Hace poco además.
– Se te nota. Se nos nota. Tenemos los ojos tristes, pero nadie podrá cargarse nuestra esencia. No la tuya y la mía. Creo que...
– Creo que estábamos destinadas a conocernos. Y a cuidar de que eso no pase.
– Sí, me has leído el pensamiento.

Volvemos a mirarnos un rato. Mirada casi forense, repasando cada parte de la anatomía de un ojo. Un ojo brillante, un poco solemne. Melancólico. Después, volvemos a mirar al techo.

– Es una sensación rara.
– Nueva. Fíjate: estamos mirando al techo... como en la canción de Inerte.
– Inerte...
– Supongo que cuando Iván la escribió estaba sintiendo esto mismo que ahora sentimos tú y yo...
– ...
– ...
– Me pregunto con quién estaría él.
– Seguro que no con Jota, jajaja.... (tarareo) Mirando al techo fijamente, podría sustraerme y separarme de este mundo en un impulso, como en un cuento, separando la gravedad del centro, recorriendo sin movernos el universo... Por cierto, ¿sabes que tarde o temprano acabaré robándote la chapa de “in pop we trust”?
– Estaré siempre alerta. No lo vas a conseguir.
– Ya veremos.
– Ya veremos.

Silencio durante un rato. Empezamos a juntar los pies que estaban en la pared y a balancearnos. Tú balanceas mi pie, yo me centro en ese movimiento y no pienso en nada más. Estoy algo aturdida.

– Tienes el pie muy pequeño.
– Tú lo tienes muy grande.

Miramos los pies y yo apoyo el mío esta vez en la puerta. Nos miramos de nuevo. Volvemos a mirar al techo.

– ¿sabes? Te echaré de menos cuando te vayas a hacer gel en serie.

Me sonríe. Hace un intento de decir algo, pero acaba por rascarse una pierna. Después vuelve a mirarme, y me dice:

– ¿Dónde hemos estado todo este tiempo?
– Perdiendo... perdiendo el tiempo. - le contesto.


Lorena entra gritando “chochueloooooos”. Se lanza encima de nosotras.
Nos miramos por última vez.
INERTE... inherente a ti para siempre.


Miro la foto que nos hicimos justo antes de ese momento. Miro la foto y con un poco de esfuerzo me traslado a ese lugar y se me viene por fin a la cabeza esta conversación. Y experimento tan fidedignamente la sensación que nació en ese momento que recuerdo hasta el más mínimo detalle, reproduzco cada emoción. Era como una bolita que siempre había estado en medio del corazón, que empezaba a crecer de repente y a ramificarse por todo el cuerpo en cuestión de segundos.

Así era.
Así eras tú.

Bastó una mirada.

Desde ese día, ahí está, siempre igual de fuerte. Siempre al mismo nivel.
Enojo. Desconcierto. Deseo. Intensidad.
Diecisiete días.

Diecisiete días he estado mirando al techo contigo. Tres años mirándolo yo sola, y viéndote a través del gotelé.
Cada noche.
Absolutamente todas las noches.

¿por qué? Me lo he preguntado muchas veces. ¿por qué todo? ¿por qué tú?
Pálpitos.
Silencios.
Nuevos sentidos para el tacto.
Enojo. Desconcierto. Deseo. Intensidad.

Puedo engañarme de mil maneras y puedes engañarte de mil maneras. Y, mientras, la vida pasa sin que podamos vivir cosas que estábamos destinadas a vivir. Y el vacío es tan grande que salgo corriendo hacia el espejo como cada vez que quiero hablar contigo y no puedo.
Y grito:

Me das pena. Me doy pena.
Pero qué asco.

Lloro de rabia. Enojo. Desconcierto. Deseo. Intensidad. Como un baremo que tiende a la nada, prefieres quedarte con el enojo... Enojo como fruto de algo puro. Enojo como fruto de aquel día. No, no fuiste justa conmigo, no fuiste justa contigo.

Nunca lo entenderé.

La mitad de mí no me pertenece. Y así será siempre. Ya no puede cambiarse, ni lo haría si tuviese una oportunidad para hacerlo.
La mitad de mí eres tú. La mitad de ti soy yo. Y cuando se juntan las mitades y miran al techo queda poco que decir, a menos que sea en nuestro lenguaje.

Sí. Tres años de enojo, desconcierto, deseo e intensidad que nos convierten en seres inertes el uno sin el otro. Me siento idiota, tremendamente gilipollas hoy, haciendo balance a la persona que somos. En serio, me doy pena, tanto esfuerzo, tanta magia para esto.

Por qué elegiste siempre no arriesgarte a vivirlo, no lo sé. Por qué en todo este tiempo cada vez que me he acercado me has hecho daño hasta que me he alejado, tampoco. Porqué me empujaste hasta que me fui, por qué no le diste una sola tregua a tus excusas, por qué pusiste tantos inconvenientes entre tu mirada y la mía... no lo sabré jamás.
Si al menos me quedase ese consuelo... ¿por qué, joder, por qué?

Diecisiete días: lo que no es tu mirada y no es mi mirada no existe en el techo.
Entrada triunfal. Salida por la puerta de atrás.

Me pregunto por qué no nos exprimimos hasta hacer zumo, como tú dijiste.
Sería un final mejor que estar destinadas a escribir esta mierda cada noche.
Debimos despeñarnos contra las rocas antes de acabar así.
INERTES.
Con la misma cara de impotencia que los amantes del Círculo Polar.
Con tu cara en mis ojos.
Con mi cara en tu espejo.



Los Piratas son mejores que los Planetas. Hablan de lo que le pasa a todo el mundo, pero sin pasar por el filtro del lenguaje las ideas. Las sueltan a borbotones y punto. Me gusta la gente que suelta las ideas así, y tal vez resulte incoherente, pero pocas maneras más puras hay para comunicarse con otra persona. Sí, hay pocas maneras más puras. Pero, fuese como fuere, estábamos destinadas a inventarlas, cara a cara, cada día, síndroma de Stendhal, frambuesa azul envuelta de color magenta con Crohn, en b612...

2 comentarios:

yosoyjoss dijo...

Ala, luego dices que no tienes ganas de escribir, que no puedes grrrrrrrrrr

(cuando tenga mas tiempo lo leo, que ahora estoy ligando)

chá dijo...

bribón de mi corazón, que sto ha sido sólo un ejercicio de retrospección (retropectooooorrrr)

Llámame que te tengo que contar marujeos.

Un beso...