domingo, 15 de abril de 2007

Pequeña

La observo. Es mi mejor amiga y por eso la observo, porque no somos las típicas mejores amigas. No tenemos entornos en común, no vamos a los mismos sitios, no me la encontraré por casualidad en el Ruido Rosa jamás. Nunca salgo con ella, nunca sale conmigo, a lo sumo un café muy de vez en cuando, alguna cerveza en la plaza...poco más.

Aunque vivamos juntas, nos vemos muy poco cada día. Biorritmos diferentes. Cuando ella duerme, yo estoy despierta y viceversa. Tal vez coindimos algún día cuando ella come, porque ni siquiera comemos a la misma hora. Algún día, poco más.

Casi nunca cuenta nada de lo que le preocupa. A veces yo se lo digo: “Te preocupa esto” y ella dice: “Pues sí” Casi nunca lo cuenta porque no le hace falta: yo sé cuándo le pasa algo. Intento ponerle solución de alguna manera, tal vez preparándole alguna comida especial, tal vez dejándole un libro que sé que le gustará, o trayendo esa película que hace tanto que dice que quiere ver. Puede parecer que no es suficiente, pero los efectos demuestran que es la mejor manera de actuar. En cambio ella sí que me pregunta por todo, y yo se lo cuento, mientras hago el payaso para que se ría. De hecho se traga tooodo lo que se me pasa por la cabeza, aunque nunca la llamaré para contárselo. Pasamos un poco de las tecnologías en nuestra comunicación. Si tengo que esperar una semana para decirle algo, espero.

Es mi mejor amiga pero yo no elegí que lo fuese. Simplemente ocurrió. Un día me di cuenta y supe que lo era y punto. Y puedo pasar sin verla mucho tiempo e incluso no echarla de menos en exceso. Pero seguirá siendo mi mejor amiga. No lo sé, no sé realmente por qué.

Tal vez ocurra porque indirectamente nos hemos jurado que siempre estaremos ahí la una para la otra, y porque las dos sabemos que lo vamos a cumplir. Tal vez porque no me ata a ella ningún tipo de dependencia, sé que puedo vivir sin ella, sé que ella también y que nunca nos mandaríamos un mensaje ñoño diciendo que nos echamos de menos. Pero también sé que por eso mismo elijo seguir en su vida, y que siga en la mía. Nunca me echa en cara nada, ni yo a ella. Realmente, nunca hay nada malo que podamos echarnos en cara. Normalmente alguien podría pensar que somos lo peor como mejores amigas, porque nos cuesta admitirlo, porque pocas veces nos damos cuenta de que lo somos.

Tal vez ocurra en momentos como éste, cuando la miro y sé que se siente pequeña. Y se me revuelve el estómago y la arrastro por el pasillo, le lanzo las bolas de malabar y hasta un piano si lo tuviese a mano. Le preparo algo bueno para comer y un numerito ochentero, y me esfuerzo, me esfuerzo tremendamente porque vuelva a sonreír, porque es mi manera de decirle sin palabras “Eh! ¿qué coño pasa? Eres mi mejor amiga y no me da la gana de que te sientas como una mierda ¿entiendes? Así que deja de hacer el gilipollas porque te quiero tanto que nunca te lo diré” Sí, entonces me doy cuenta de qué significa para mí.

Me levanto y la abrazo, eso sí. Le doy muchos besos y abrazos, es como me sale cuando quiero decir algo y no encuentro las palabras. Y las muestras de cariño se condensan en su parte cognitiva. Y ella lo traduce a otro idioma, se levanta y pone un cd de Iván Ferreiro. Supongo que es su manera de darme las gracias.

Como nunca leerás esto, me permito la licencia de observarte un rato más. No estás sola, si es que lo piensas. Lo juramos con cerveza y Aquarius hace tiempo, cuando establecimos llevar La Vie Bohème a rajatabla.

Te arrastraré por el pasillo tantas veces como haga falta. Y te amenazaré con la navajita plateá si es necesario. Pero no, no me hagas tener que robar un sevilletero de la cafetería para ponerte en cada servilleta lo mucho que te quiero.

Porque te quiero y punto. Por eso lo pienso y lloro y todo, idiota.

Por cierto: habemus agua calientem!!!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola diablillo!
Qué tal esos cigarrillos sabor a fresa? (estás como una cabra).
Me gusta esto has escrito. Sabes? la ralación que mantengo con dos de mis mejores amigas es muy parecida a ésta.
Un beso

chá dijo...

Hola!!!

Calla, calla, entre la crépe de Lacasitos y la cachimba de tabaco de fresa vaya tela.

Me alegra que te haya gustado, al final se lo enseñé y lloró y todo! Ainz.

Un beso, cuídate.