martes, 24 de abril de 2007

Líquido.







“- ¿Me echarás de menos?
- Nada. Menos doce.
- Pues yo.. yo menos catorce...”

“Te echaré tanto de menos...
cerraré fuerte los ojos hasta verte,
sólo tengo que esperar.
Te echaré tanto de menos
que, aunque busque una palabra,
no habrá nada
que me cure de verdad...

Te echaré tanto de menos que las manos se me duermen...
Te echaré tanto de menos que no sé cómo para esta canción...”
Iván


Te miro. “Y, aunque miraba mucho, nunca llegué a entender las cosas...”
Te miro más.
Te miro aún más.
Traspaso las conexiones neuronales. Te busco en una mitocondria.
Me pego calambrazos entre inhibidores e incitadores.
Estoy en Broca. Estoy en Wernicke.
Estoy en tu hemisferio izquierdo. Salto hasta el derecho. Cojo una silla.
Me siento.

Te hablo:

No sé quién eres, ni cómo has llegado hasta aquí. Ni por qué. Ni cuánto tardarás en darte cuenta de que te apetece algo dulce y se han acabado las palomitas con caramelo. No sé a qué vienes.

No me importa.

No lo pienso. No lo mereces. No hay que justificarte.
Cojo arena de la playa entre las manos. Y los granos que se quedan incrustados entre mis dedos mojados los guardo en un recuerdo que mantengo fuera del alcance de los miedos.

No sé quién eres. Ni cómo has llegado hasta aquí. Ni cómo he llegado hasta aquí, al calor de una mitocondria.

Pasa una oxitocina caníbal.
“comer hasta caer...”

Abro tu frigorífico. Y voy sacando los resquicios de lo que eres y los llevo corriendo ante un calefactor “rarefacto”.

Entran en calor.
Se derriten.
Bienvenida al sol.

No sabría dónde ubicarte. Pero te echaré de menos si no estás, un de menos fortuito, sin quererlo, con desgana, como preguntándose el por qué, como orgulloso. Que se queja de que no puede ser, tan pronto...

Yo sólo pretendo una cosa: encontrar un libro líquido y leer las mismas palabras que tú mientras corretean por el césped.

Todo nos parece una mierda menos lo nuestro.

Al unísono.
No sabría dónde ubicarte cuando eres agua.
Transparente.
¿cómo se abraza al agua? Enséñame.
Evapórate hasta creerte nube.
Pasea por el cielo confiando en el sol,
leyendo un libro líquido encima del césped.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que repetir tarde.
Cesped, sol, palomitas acarameladas de unos chinos poco fiables...
Pero nos hacemos mejor el planing, estoy dejando muy abandonados a mi Bacon y a Descartes...
Besotes

chá dijo...

Bacon es lo peor y Descartes un dolor... viva Platón, con su Academia y sus griegos frikazos por el monte...

Las palomitas no inspuraban ninguna confianza, desde un primer momento.

Genial el instante de ... ¿¿¿¿para qué quieres el mechero???


Sí a la ñoñez!!

yosoyjoss dijo...

Tia, que texto tan impresionante, me encanta el estilo que le has puesto, como sigas en esta linea te pago los estudios en Harvard, si es que mi niña vale pa to, lo mismo te escribe una joyita que te empotra en el depostres, o te fotografia la personalidad de una palabra...

chá dijo...

ainz!!! bribón!!!! si es que te tengo que querer con lo equilibradito que tú estás!!!! Me alegro de que te guste, poco a poco voy recuperándome...

Un beso.