miércoles, 30 de mayo de 2007

No me lo puedo creer.

No me lo puedo creer.
Aún estás así
vestida con trozos de algo
parecido a lo eterno.

No me lo puedo creer.
Todo el mundo vaticinaba
que después de dos o tres días
de explosiones en secreto
la curvatura clásica de un espasmo
nos haría abandonar.

Pero tú
aún estás así
vestida con trozos de algo
parecido a lo eterno.

Y cada vez más largo
tu traje se extiende a lo ancho
de las risitas
deportando ligeramente cual latigazo
las risas irrisorias prepotentes
de la duda.

No me lo puedo creer.
Pero supongo
(y, corregidme si me equivoco)
que os ha debido doler.

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