domingo, 20 de mayo de 2007

Anhedonia

Justo cuando dejo la cocina me cuesta explorarme. Justo cuando es justo hacerlo, olvidé la procedencia de un suspiro. He buscado demasiado todo este tiempo encerrada en una idea demasiado escasa de naranja. He acabado en las retinas argénticas de cualquier deseo.

Nunca he estado tan quieta después de impulsarme al vacío, y, aún así, creo que no puedo pensar nunca más que existe el miedo. Porque sólo excavo en los ojos abiertos. Créeme, había olvidado lo que era usar palabras.

Y no lo eché de menos ni un momento, no sé por qué he de hacerlo, si así todo está bien.

Hacemos las cosas al revés.
Y, no creo que a nadie le importe.
Tal vez hallamos muerto o estemos a punto de soplar.
Pero no me pienso quedar para averiguarlo, y más cuando tengo una maleta con ruedas.

Ya no existo más allá de ahora.
Nunca he sido más inerte en mi anhedonia y, aún así, no me siento atrapada.
Es cuestión de anestesiar los sentidos.

No hay comentarios: