Hay una oración inglesa que rezaban los niños antes de irse a dormir que comienza justo así: si muriera antes de despertar.
Ayer él me miró demasiado, como si fuese la última vez.
Rojo sangre.
Aguanto como si nada, porque no voy a acabar.
Lo sé.
Bicho malo nunca muere, y tan normal me voy a dar vueltas, no hay nada que temer.
Pero ayer, cuando volví a quedarme dormida, sentí un frío extraño.
Y sólo puede pensar eso, por un momento:
Si muriera antes de despertar.
He de reconocer que sentí algo parecido al miedo.
miércoles, 30 de mayo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario